Sin duda, alguna vez nos ha ocurrido esto. Todos nos hemos preparado una tostada y, cuando ya estábamos dispuestos a disfrutar de un buen desayuno, ¡paff!, va la tostada y se cae al suelo por el lado untado. ¿Quién no ha recordado en esos momentos al amigo Murphy?
Pues bien. El otro día me ocurrió algo similar, pero fue una variante del mito de la tostada. Había terminado de comer y abrí un yogurt. En ese mismo instante, la tapa del envase cayó al suelo del lado manchado. - ¡No podría haber caido del lado limpio! - exclamé. Acto seguido cogí la fregona y limpié los restos de mi postre.
Este debate entre si la tostada siempre cae del lado untado o no ha suscitado interminables debates: que si cae porque pesa más, que no puede ser e incluso se ha estudiado físicamente.
Lo cierto es que se trata de algo difícil de demostrar, así que lo mejor es tomárselo con humor. Porque, si una tostada cae siempre boca abajo y un gato siempre cae de pie, ¿qué ocurriría?
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